Educación
Eran las 5 de la tarde y habíamos quedado para hablar antes de subir a jugar, y y llevé el contrato impreso para que lo firmase. Le había metido algunos cambios para que fuese más humillante para ella, era lo que más le gustaba y yo iba a complacer ese deseo. Según lo firmó, cambiamos el chip. - Bien, ahora vas a susurrarme al oído que eres mía. - le dije. - Soy tuya... - respondió obediente. Acabamos y subimos a mi casa. En el ascensor me mostré frío con ella mientras se restregaba a mi, buscando calor. Nada más entrar, la conducí a mi habitación. Al entrar, sin aviso alguno, la agarré con fuerza del pelo y la tiré al suelo con el mayor desprecio que se le puede tener a algo y le susurré "mientras estés conmigo estarás de rodillas, como la puta que eres, en cuanto vuelva quiero verte solo con el tanga puesto y los ojos vendados de rodillas frente al sillón. Espero que te haya quedado claro.". Tardé apenas dos minutos en volver y allí estaba, esperando, con un tanga negro fi